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viernes, 29 de abril de 2011

Soy de esas personas, aunque a veces soy de otras.

Soy de esas personas a las que les cuesta cambiar de rutina, aunque a veces lo deseo. Soy de esas personas que se guían por lo que sienten y no por lo que deberían sentir. Soy de esas personas que aun sabiendo que se van a equivocar, se equivocan, una y otra vez.
Soy de esas personas indominables, y a veces, difíciles de convencer.
Esto a veces me hacer ser de esas personas que le dan mil y una vueltas al mismo asunto y toman una decisión, decisión que tres minutos más tarde, deja de ser válida. Y entonces comienza de nuevo a darle vueltas al asunto. Soy de esas personas que a las ocho y cinco tiene claro que no quiere y a las ocho y cuarto cree que sí.
Esto hace que no sea capaz de tomar decisiones serias. No sé, no logro saber lo que quiero. Y no puedo decidir porque nunca estoy segura de si va a ser lo correcto. No estoy hecha para tomar decisiones y por esta razón a veces me dejo llevar por los demás y sus respectivas decisiones.
Me cuesta abandonar el lugar al que me he acostumbrado a asistir habitualmente, me cuesta y sé que no quiero hacerlo, aunque a los cinco minutos pienso que es necesario cambiar y que sí que quiero.
No soy capaz ni de saber lo que quiero, ni de tomar una decisión, ya sea la correcta o uno de esos errores más de los que al principio quiero huir pero que finalmente termino cometiendo.
Ahora más que nunca comparto la idea de que la vida no está hecha para tomar decisiones.

martes, 26 de abril de 2011

Ubi Sunt?

¿Dónde estás? Hace tiempo que no te encuentro.
Cuando me pasa algo nuevo, lo primero que pienso es en ti, y te busco, pero ya nunca estás.
¿Dónde estas? Tú sigues ahí, pero no es como antes, me cuesta hablarte de algo mio, de mi, me cuesta contarte lo que pienso, siento que me repito cuando te lo cuento a ti.
¿Dónde estas? ¿Tanto tiempo ha pasado? ¿Tanto hemos cambiado? ¿Tantas cosas nos han ocurrido?
¿Donde estás?
¿Porqué no estás?

sábado, 23 de abril de 2011

Libro: El laberinto de la felicidad


-Cumplir un sueño siempre da miedo, porque estamos acostumbrados a lidiar con las dificultades, pero no a recibir regalos de la vida. Por eso a menudo nos boicoteamos poniendo muros entre nosotros y lo que queremos conseguir.

-La mayoría de obstáculos que encontramos en nuestro camino a la felicidad son imaginarios. Los creamos nosotros, son nuestros miedos.

-Hay muchas cosas que elegimos inconscientemente porque deseamos que sucedan, nunca vivirás verdaderamente a no ser que encuentres la razón por la que te levantas cada mañana.

-Todos vemos la felicidad en lo que está lejos pero en realidad la tenemos mucho mas cerca de lo que imaginamos.

-La risa es el disolvente universal de las preocupaciones, cada vez que ries desaparece un problema de tu cabeza.

-Por muy pequeña que sea tu ventana en cielo sigue siendo igual de grande.

-Busco algo que he perdido, pero hace tanto tiempo que lo perdi, que ya lo he olvidado,

-Al proyectar tus sueños empezaste a construirlos-

-El miedo es una oportunidad porque te permite conocer lo que estas buscando.

- Es más fácil caminar entre muros que hallar el propio camino.

-Porque hay verdades que se comprenden mejor cuando hay lágrimas.

sábado, 9 de abril de 2011

¿Que serías capaz de hacer por amor?

Y desea que él sea feliz, por encima de todo, por encima de todos.
Se equivoca una vez más al hacer algo por él. Y habla con ella, y le dice que él la ama. Le cuenta que nunca se interpondrá, que esté tranquila. Que no es necesario que huya ni que se esconda de él, que no hizo nunca nada que a ella le pudiera molestar, le pide, le suplica que le de otra oportunidad.
Alli se encuentra..., suplicandole a la mujer que le robó a su hombre, que le robó su felicidad que no se marche del lado de aquel hombre que nunca supo hacer nada más que estropear y terminar con todo lo que le importaba. Alli se encontraba, llorando por él, tragando saliva para sacar valor, valor para pedirle a otra mujer que lo haga feliz. Y cuando hubo terminado, se marchó con la cabeza gacha, con lágrimas de dolor recorriendo sus mejillas. Y se marchó, sin saber si habría conseguido algo. Se machó sin saber que desear. No sabía si prefería que todo se arreglara entre ellos o si deseaba que aquella relación tuviera un fin irreversible.

domingo, 3 de abril de 2011