Ella sentada en su trono espera, y ve llegar a un príncipe pero es también azul, pasa de largo. De nuevo ve acercarse a otro príncipe. Y duda, duda si él se acercará, cuando lo hace, vuelve a dudar, no sabe si es el verdadero y tiene miedo de dejarlo entrar en la corte. La princesa observa expectativa y con miedo al príncipe que permanece quieto, perenne, inanimado. Y no hace nada, la princesa observa simplemente. Prefiere delegar la decisión en él. Entrará si de verdad está interesado en ser el príncipe de la princesa.
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